La finalidad de este Espacio es que accedas al conocimiento que guardan sus páginas y surja en tu mente la inteligencia.
Aquí no estamos ofreciendo teorías, un sistema de filosofía que se pueda seguir ciegamente –eso sería terrible-, sino que te brindamos algo con lo que puedes trabajar, algo práctico, algo con lo que tratamos de despertar en ti el deseo de un verdadero e inteligente obrar.
Muchas personas que entren en este espacio no entenderán, al principio, el conocimiento que intentamos transmitir. Lo que pueden hacer, si quieren, es pensar a fondo sobre los textos que encuentren, reflexionar al respecto y ver si lo que decimos es verdadero. Pero reflexionar sobre esas palabras no significa intelectualizarlas, o sea, no es sentarse y hacer que pierdan su aroma y significado por medio del intelecto. Para averiguar si lo que aquí decimos es verdadero deben ponerlo en acción. Y esto significa plantar la semilla de la que, con trabajo y sacrificio, florecerá la inteligencia.
La espiritualidad no busca gozar o disfrutar el placer de determinadas experiencias, ni busca encontrar, desarrollar, cultivar o lograr nada, ni dentro ni fuera de uno mismo. Es cierto que la vida espiritual es la mayor aventura en la que una persona se puede embarcar y que supone un desarrollo integral, pero en el momento en que se desea alguna cosa, como alcanzar o experimentar algo, se pierde la esencia misma de la espiritualidad. Tampoco pueden existir reglas, leyes ni doctrinas morales o espirituales, pues lo que es adecuado en una situación puede ser inadecuado en otra y lo que es hoy verdad mañana puede faltar a ella. La espiritualidad “sólo” requiere ser conscientes, aquí y ahora, y obrar adecuadamente.
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