sábado, 1 de octubre de 2011


  El  símbolo, es la expresión representativa de un arquetipo mental. (Utilizo aquí el término arquetipo en su más antiguo significado, como “prototipo y modelo eterno, inmaterial e inmutable de todas las realidades visibles del mundo, de las que estas participan, aunque solo como groseras copias”.)
            Dicha representación puede adquirir forma de imagen, figura, divisa o palabra y siempre por analogía con el concepto al que se refiere.
            Aunque en nuestra vida cotidiana, no parece que prestemos demasiada atención al símbolo, lo cierto es que no existe país, empresa, estamento o grupo de actividad humana, que no esté representado por su escudo, bandera o logotipo. No hay fiesta de pueblo, celebración religiosa, conmemoración ni tradición, que no sea un imbricado de símbolos.
            Todo cuento, leyenda, mito, alegoría o parábola, forman parte del camino del símbolo.
            La pintura, la escultura o la arquitectura, se han utilizado la mayor parte de las veces, como vehículo de transmisión simbólica.
            No hay escrito sagrado, que no esté en el lenguaje del símbolo.
            El sueño, siempre se manifiesta en lenguaje simbólico, es por eso, que al no tenerlo en cuenta, si recordamos alguno de nuestros sueños al despertar, nos suelen parecer absurdos.
            La enfermedad y su síntoma, es así mismo el vehículo de expresión que utiliza nuestra psique,  para hacer aflorar en el cuerpo físico, aquellas energías negativas que tenemos reprimidas o no liberadas en nuestra mente y su lenguaje es así mismo simbólico.
            El objetivo de esta página Web,  no es otro que el de contribuir a la comprensión de la importancia del lenguaje simbólico en el despertar de la conciencia. Si te acostumbras a desenvolverte con él, podrás comprobar cómo antiguos enigmas quedan desvelados y sobre todo, verás cómo la comunicación con tu interior, o sea con el “Padre” se torna más fluida y comprensible. No necesitarás más guía y maestro que “Tú mismo”
            Podemos decir sin temor a equivocarnos que el lenguaje del símbolo es el lenguaje Divino, así que no es de extrañar, que la lectura de un pasaje en cualquiera de los libros sagrados, se concluya con un “Palabra de Dios

No hay comentarios: